Cuando vas contratado por una entidad pública o privada, que te ha demandado para dar un concierto has de cobrar siempre, llenes más o menos y la promoción no va de tu parte, sino del promotor del evento. De ahí lo de Promotor, no hay sorpresas aquí, da lo que promete el nombre.
Sin embargo, cuando alquilas una sala, o vas a taquilla (que es un alquiler indirecto), tu función es la de músico y la de empresario de una cosa que se llama «Industrias culturales». Por tanto, que esa sala se llene dependerá de ti, no de si la sala promociona más o menos tu concierto. En este caso el promotor eres tú.
Si cancelas la semana del bolo porque no has vendido muchas entradas, fallas como empresario porque rompes el acuerdo que tienes con la otra entidad y como músico porque habían unas entradas vendidas y al público siempre se le debe un respeto.
Llegados a este punto caben varias opciones:
– No liarte en aventuras empresariales si lo que ofreces tiene más probabilidades de causarte pérdidas que ganancias
– Líate en aventuras empresariales asumiendo perdidas porque a fin de cuentas lo tomas como una inversión en sentirte músico por un día, como otros se gastan su dinero en otros placeres
– Si tu proyecto lo valoras en un precio/caché, no toques en ningún sitio donde no lo paguen
– Haz que tu proyecto crezca en equilibro entre tu ilusión y tu economía, y no toques salvo que te paguen algo para cubrir o, al menos, no gastes más que gasolina y tiempo, e intenta hacer crecer tu proyecto poco a poco hasta que empieces a ser demandado y ya puedas pedir caché o arriesgarte con menos posibilidades de palmada (te voy a contar un secreto, hasta los grandes palman a veces)
– Deja la música, porque total, pa qué
Importante, el discurso de que un músico tiene que cobrar por sus ensayos, sus discos, desplazamiento y el público que moviliza, es válido cuando tienes que justificar y negociar tu caché, es el momento de poner en valor tu producto; pero no cuando te la juegas siendo musico/empresario por un día y alquilas un lugar para dar un concierto.
Víctor Varas